Para empezar mi ensayo, conceptualizaré la palabra educación y expondré los distintos tipos de la misma, para posteriormente comentar más profundamente que es en sí la educación con la ayuda de varias citas que he encontrado y ampliado, y defendido o criticado:
La educación, (del latín educere "guiar, conducir" o educare "formar, instruir") puede definirse como: El proceso multidireccional mediante el cual se transmiten conocimientos, valores, costumbres y formas de actuar. La educación no sólo se produce a través de la palabra: está presente en todas nuestras acciones, sentimientos y actitudes. Existen tres tipos de educación: la formal, la no formal y la informal. La educación formal hace referencia a los ámbitos de las escuelas, institutos, universidades, módulos, mientras que la no formal se refiere a los cursos, academias, etc. y la educación informal es aquella que abarca la formal y no formal, pues es la educación que se adquiere a lo largo de la vida.
“La educación no crea al hombre, le ayuda a crearse a sí mismo”. M. Debesse. Bien cierto es, ya que las ideas transforman el mundo, pero es necesario tener valentía para ponerlas en práctica. No basta con que los educadores sepan lo que ha de hacerse si no se comprometen en el servicio al educando.
Todo el mundo parece entender en qué consiste educar, pero lo cierto es que en pocas actividades humanas se han acumulado tantas contradicciones en la educación.
Las inclinaciones naturales, el aprendizaje y la razón son los instrumentos que forjan al hombre, según explicaba el viejo Aristóteles. En efecto, los instintos constituyen el acicate de la naturaleza para la actividad del bruto irracional. En ocasiones, también el amaestramiento puede dar cuenta de su conducta. Pero al hombre no hay tendencia espontánea ni aprendizaje adquirido que le digan totalmente lo que ha de hacer; y es que desde mi punto de vista, no sirven para dar completa razón de su comportamiento, porque lo propio del hombre es orientar su vida por la razón.
Así lo han entendido muchos grandes educadores, como Friedrich Fröbel, por ejemplo que nos dice: “La educación no es sino la vida o el medio que conduce al hombre, ser inteligente, racional y consciente, a ejercitar, desarrollar y manifestar los elementos de la vida que posee por si propio”.
No obstante hay otros educadores que pretenden explicar la conducta del hombre por las mismas pautas de conducta que posee el animal. El padre del conductismo, Watson opina; “Denme una docena de niños sanos y bien formados y el entorno que yo determine para educarles, y me comprometo a escoger uno de ellos al azar y entrenarlo para llegar a ser especialista del tipo que sea; médico, abogado, artista, hombre de negocios y, si, hasta mendigo o ladrón”. Yo creo que podría llegar a su propósito pero yo me planteo, un hombre así, ¿Sería un hombre o más bien sería un animal amaestrado? Sería lo que el experimentador determinara pero no lo sería por sí mismo, y es que constituye una tentación permanente de los educadores pretender que el niño sea imagen y semejanza suya. Yo creo que se olvidan sin duda, de una verdad fundamental en educación, y es que educar no es imponer nada a nadie, sino ayudar a ser; que el principal agente de la educación es el mismo muchacho; que el educador no es más que un medio para que el niño se eduque. La educación es un proceso interno (intrínseco, dicen los filósofos) que nadie puede asumir por el otro. Pero desde mi punto de vista el objetivo de la educación es que el individuo alcance su felicidad en la realización plena de su vocación. Pero como dice G. Marcel: “Mi vocación soy yo”. Lo que quiere decir este autor, es que la educación es la realización de mi vocación de hombre, y ésta no consiste tanto en hacer cosas como en hacerse a sí mismo, ya que es el muchacho el que se educa, se hace, se perfecciona. Educarse es, aprender la irremplazable profesión de hombre.
Puedo poner como ejemplo a lo que dijo Paulo Freire, “Nadie educa a nadie, se educa uno a sí mismo”. Y creo que tiene razón, ya que puesto que cada uno es dueño de su propia existencia, la única tarea que corresponde al educando no puede ser más que ser él mismo.
Voy a exponer una cita y a comentarla, ya que me ha parecido muy interesante: “Tiene que vivir el niño y no hay que impedírselo, ni tampoco hacer vivir en su lugar a un futuro adulto”. R. Coussinet. Bien cierto es lo que dice este autor, ya que el educador no puede suplantar la inexcusable responsabilidad del educando. La escuela y la familia no deben convertirse en lugares de entrenamiento donde se constriñe al niño a actuar de manera forzada, sino en ámbitos de libertad, sin otra finalidad que la de responder a las necesidades actuales de aquél, no a las que tendrá cuando sea mayor. El niño según mi opinión, tiene derecho a vivir plenamente su niñez sin que nadie se lo impida.
Según M.Mounier propone un sus objetivos educativos en clave personalista contra el avasallamiento de ciertas actitudes educativas como es: “La meta de la educación no es hacer, sino despertar personas”. Este autor también critica, que el no reconocimiento al niño de ese protagonismo que le corresponde en su propia educación ha inducido a errores de bulto; ya que conducía al dogmatismo y al memorismo, en el cual el buen alumno era el que mejor reproducía las pautas de comportamiento de los adultos; y lo denuncia con la siguiente cita; “Se ha podido decir de nuestra educación que es, en grandes líneas, una matanza de inocentes, desconoce la persona del niño como tal, al que impone un concentrado de las perspectivas del adulto”.
Y porqué no nombrar, el ambiente de ciertos internados al que al niño se le exige un comportamiento de corte militarista, y que tuvieron influencia en las mismas instituciones eclesiásticas por esta manera de entender la educación. Por fortuna son formas extremas que parecen superadas. Hemos pasado de un profesor encumbrado en la majestad de su cátedra a la tiranía del alumno en el aula, y aún fuera de ella.
Y es que evitar estos extremos no resultará difícil si entendemos la educación en su sentido etimológico latino (educare, conducir desde), a saber, conducir al niño desde su yo actual, recortado en sus limitaciones, pero henchido de posibilidades, a la superación de las primeras y a la realización de las segundas.
Según Ferrer i Guardia, “Una educación racional será la que conserve al hombre la facultad de querer, de pensar, de idealizar, de amar y de esperar”. Este autor denuncia la mentalidad adultista, proteccionista o paternalista que no ha sido superada por muchos educadores a quienes traiciona su mismo lenguaje.
El niño es un ser original, su persona tiene el carácter de lo irrepetible y lo único. El problema de su personalidad pone de relieve cómo las capacidades, las disposiciones, los hábitos las formas, los mecanismos cognoscitivos, tendenciales y operativos se influencian recíprocamente dando origen a la conducta de una persona concreta.
Y para concluir mi comentario he ahí un reto para todo educador; conocer esa compleja unidad funcional del comportamiento que constituye la personalidad del niño, para respetar y servir su originalidad, desarrollo y perfeccionamiento.
àMi calificación personal es de un 8, ya que no he buscado por primera vez nada en internet, me he leído varios libros de la biblioteca, he consultado varias revistas y he comentado cada una de las citas de los diversos autores con cierta profundidad.
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